¿Por qué se fue a la URSS el escultor español Alberto Sánchez?

Andrew Shiva / Wikipedia / CC BY-SA 4.0
Los visitantes del Museo Reina Sofía de Madrid pasan junto a una majestuosa escultura en la entrada: ‘El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella’. Su autor, Alberto Sánchez, viajó a la Unión Soviética en 1938 y permaneció aquí el resto de su vida.

La vida de Sánchez recuerda una novela de aventuras. Nacido en Toledo en 1895, trabajó desde niño: en una panadería, luego en una herrería. Su padre pensaba que el niño debía hacerse zapatero -con esta profesión siempre se ganaría el pan-, pero Alberto soñaba con otra cosa. Era autodidacta: no estudió pintura ni escultura, sino que intentaba llevar al papel todo lo que veía. Al instalarse en Madrid, a principios de los años 1920 conoció a Luis Buñuel y a Salvador Dalí y creó escenografías para representaciones del teatro La Barraca de Federico García Lorca. La primera experiencia fue infructuosa: la escenografía era tan espectacular que al principio no querían ni aceptarla, temían que eclipsara a los actores.

Reproducción del retrato del artista español Alberto Sánchez por Piotr Konchalovski.

Lorca y Sánchez mantuvieron una relación amistosa: el escultor fue casi el último que vio al poeta en vísperas de la fatal partida a Granada. En agosto de 1936 fue fusilado por los franquistas.

Alberto Sánchez. 'Liberales y demócratas', 1936.

En 1937, para el pabellón de España en la Exposición Internacional de París, creó la escultura “El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella” -una estela de 12 metros que se instaló frente a la entrada. En el interior, los visitantes vieron la obra de otro gran español: el Guernica de Pablo Picasso. Los artistas se entendieron desde el primer momento. Picasso sugirió a Sánchez no pintar la escultura, dejar el color natural, pero éste insistió en su decisión inicial: la estela tintada le recordaba a un bastón gitano.

‘El arte de la polvera y el pompón’

Ajvlediani S.N. junto al artista español Sanchez Alberto. Moscú. Teatro de cámara, finales de los años 1920-principios de los años 1930.

A finales de los años 30, España se vio sacudida por la guerra civil. Hubo encarnizadas batallas por Madrid, los ataques aéreos sobre la ciudad se cobraron la vida de sus habitantes y convirtieron las casas en escombros. Uno de los bombardeos destruyó el estudio madrileño del escultor, tras lo cual decidió abandonar el país. Junto con su mujer, tenían que elegir adónde ir: a Gran Bretaña, donde podría estudiar el arte del fresco, o a la URSS, que acogía a españoles que huían de los horrores de la guerra. Finalmente, la decisión estaba tomada: la familia Sánchez se dirigió a Leningrado. Para ello, era necesario embarcar en un barco de vapor que partía de la ciudad francesa de El Havre.

Alberto Sánchez. Boceto de un traje de mujer. Seis. Boceto de traje de hombre. Rey, segundo traje. 'Sueño alegre'. Moscú. Teatro Central Infantil.

Instalado en la URSS, Sánchez daba clases de dibujo a los hijos de los emigrantes españoles y colaboró con teatros. Y en 1938 diseñó la obra Misterio en el recién inaugurado Teatro de Variedades y Miniaturas de Moscú.

Sánchez Alberto. 'Don Quijote y Sancho Panza en la calle en La Mancha', dibujo, 1957.

El nieto del escultor, Alberto Sánchez Gadaibura, decía que trataba las óperas clásicas y el ballet con una ligera ironía, llamándolo “el arte de la polvera y el pompón”, pero admirarba las producciones dramáticas. El tándem con el Teatro Gitano Romen de Moscú fue especialmente brillante. Sánchez trabajó en La zapatera prodigiosa y Bodas de sangre, basadas en las obras de Lorca, de quien era amigo. Las producciones fueron dirigidas por otro español, Ángel Gutiérrez. Para el Teatro de Stanislavski diseñó un espectáculo basado en una de las obras más conmovedoras de Lorca: La casa de Bernarda Alba.

Alberto Sánchez. Boceto de atrezzo. Un panel que representa una sirena. 'El puente del diablo' (Director de la obra: Taírov; estreno: 16 de marzo de 1939).

Durante la Gran Guerra Patria, la familia Sánchez, junto con otros españoles (al no ser ciudadanos soviéticos, no fueron reclutados para el frente), fue evacuada al pueblo de Kushnarénkovo, en Baskiria. Incluso durante los duros días de la guerra encontraron la manera de apoyarse mutuamente y recordar su patria. Por ejemplo, organizaron una corrida de toros improvisada: el papel del toro lo desempeñó un carro doméstico, y el propio escultor se convirtió en alcalde, que dio el pistoletazo de salida a la batalla.

‘Cuando pintaba la región de Moscú, le salía Castilla’

De izquierda a derecha: el poeta chileno Pablo Neruda y el escultor español Alberto Sánchez en una de las salas del Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin de Moscú, 1962.

Mientras vivía en la Unión Soviética, Sánchez no perdió el contacto con sus amigos españoles y franceses. Es más, recibió a Pablo Neruda, Dolores Ibárruri y a Louis Aragon.

Boceto de un decorado. Paisaje. Moscú, Teatro Estatal de Cámara. 'El Puente del Diablo', 1930.

También fue amigo del artista ruso Piotr Konchalovski, que hablaba español y enseñó a Sánchez a trabajar con la pintura al óleo.

'Vista de una ciudad sureña'. Siglo XX.

En las obras del período soviético -paisajes, esculturas- se percibía claramente el color español. El director Grigori Kozíntsev, con el que Alberto Sánchez trabajó en la película Don Quijote, dijo que veía en él una encarnación viva del héroe de Cervantes: “Vivió muchos años en la Unión Soviética, pero aun así, si pintaba el paisaje de la región de Moscú, le salía Castilla. Un asombroso sentido de la visión nacional”.

Naturaleza muerta con tela a rayas. 1947-1954.

Aunque Sánchez pasó la mitad de su vida en la URSS, siempre se consideró un artista español. Hoy, sus obras pueden verse en el Centro de Arte Reina Sofía, donde figuran junto a las de Picasso, y en museos rusos.

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