EL MEJOR AMANTE CAPITULO 4

600 29 5
                                    

Los personajes de Inuyasha no son míos, ni nunca lo serán, pertenecen a Rumiko Takahashi.

ESTE CAPITULO CONTIENE INSINUACIONES SEXUALES, ADVERTENCIA SI NO LES AGRADA LEER LEMON CIERREN LA VENTANA PUES ES UN FIC LEMON - MIZUNE
Bla blá bla (Mensaje de texto)
Bla bla bla (pensamiento)

Xxxxxxx/xxxxxxxx (cambio de escena)

A las tres de la madrugada Inuyasha despertó con una punzada en la cabeza, sentía mucho dolor pero raramente se sentía muy cómodo. Abrió los ojos dificultosamente, acostumbró su vista a la oscuridad de la habitación que no era la suya y vio un cuerpo femenino pegado a su costado y aprisionándolo en un abrazo por la cintura.

‒ ¿Kagome? ‒ se preguntó mentalmente, intentó mover la cabeza para aspirar el olor de sus cabellos, pero punzadas de dolor lo abordaron por lo que no pudo evitar gemir de dolor y atajar su cabeza con ambas manos tratando de mitigarlo.

‒ ¿Te duele mucho? ‒ preguntó somnolienta Kagome despertando asustada y mirándolo tiernamente por lo que Inuyasha sonrió aún sintiendo mucho malestar.

‒ Ya pasará, duerme mi princesa ‒ musitó dulcemente ‒ ¿Mi princesa? Desde cuando es mía ‒ se reprendió mentalmente al percatarse de su error.

Kagome negó con la cabeza y prendió el velador para pensar qué hacer, vio sobre la mesita el medicamento por lo que sonrió aliviada. Se levantó de la cama para ir a buscar agua, Inuyasha la detalló con la mirada, recorrió todas sus curvas y su blanca piel tan expuesta deseaba tocarla, se quedó mirándola tan descaradamente que ella se sonrojó al volver con el agua y percibir ese escrutinio.

‒ Discúlpame todo es mi culpa ‒ musitó triste pasándole el agua y una pastilla blanca. Inuyasha miró la pastilla como examinándola. ‒ No te voy a envenenar mi príncipe ‒ susurró sonriente.

‒ Inuyasha ‒ musitó mirándola.

‒ ¿Qué? ‒ preguntó Kagome mirándolo interrogante.

‒ Me llamo Inuyasha ‒ explicó.

‒ Ese nombre es excelente para un hombre como tú ‒ musitó sentándose en la cama del lado donde estaba acostada anteriormente sosteniendo el vaso en sus manos.

‒ ¿Por qué? ‒ preguntó confundido.

‒ Pues… es único, lindo e intrigante como el dueño de la misma ‒ susurró, pero Inuyasha la escuchó claramente ‒ por cierto me llamo Kagome, mucho gusto Inuyasha ‒ musitó.

‒ Mmm… me encanta como suena mi nombre cuando tú lo pronuncias ‒ murmuró sensual acariciándole lentamente su brazo por lo que Kagome cerró los ojos disfrutando el contacto. ‒ Kagome, ese si es un nombre para mi princesa ‒ aseguró. Hizo un pequeño movimiento con la cabeza para besarla, lo necesitaba, sonaba estúpido pero sentía una necesidad de besarla, pero un insoportable dolor lo azoto por lo que atajó nuevamente su cabeza recostándolo por la almohada y cerrando los ojos fuerte para aguantar y no gritar como su cuerpo se lo pedía.

‒ Toma la pastilla, te ayudará para disminuir el dolor ‒ musitó Kagome e Inuyasha lo tomó sin protestar ‒ ahora trata de dormir cuando despiertes ya habrá hecho efecto y dolerá menos aseguró parándose.

‒ Ven ‒ pidió abriendo los brazos para recibirla entre ellos.

‒ Etto…vendré en un momento ‒ musitó agarrando el vaso vació y huyendo hacia la cocina. Al cabo de un minuto volvió con la esperanza de encontrar a su "invitado" dormido pero este la esperaba aún despierto por lo que suspiró, se quedó mirando la cama como analizando que hacer.

‒ No te haré nada, solo necesito sentirme seguro, saber que estás cuidando de mi ‒ se victimizó para conseguir convencerla.

‒ El problema no es ese, sé que no podremos hacer nada ‒ musitó sonrojada.

EL MEJOR AMANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora