12. Vamos a morir

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Inuyasha

Despierto cansado, anoche no pude dormir bien por soñar cosas que no debería estar soñando, pero ver a Kagome semidesnuda no ayuda para nada a calmar el deseo y la atracción que siento por ella. Trato de levantarme cuando veo un cuerpecito agarrando mi pie derecho, levanto las sabanas y veo a Yui durmiendo, sus hermosos ojos ámbar se abren para observarme.

—Hola princesa—ella me sonríe y se lanza a mis brazos para abrazarme.

—Hola papi—beso su frente y la miro.

—¿Por qué dormiste aquí?—pregunto sentándola en mi regazo.

—Es que soñé que un hombre malo quería hacerles daño a Kagome y a ti, entonces cuando desperté lo vi mirándome y vine—acaricio su cabello y suspiro.

—Solo fue un mal sueño corazón—le hago saber.

—¿Papi te preguntar algo?—la miro curioso.

—Claro.

—¿Por qué susurrabas me encantas Kagome, se siente tan bien estar dentro de ti?—apuesto a que mi cara debe de valer millones en este momento. ¿Cómo demonios le explicas a tu hija de cinco años que estabas soñando algo nada inocente? Ella me mira esperando que le diga algo y yo solo estoy como un mudo, ninguna palabra sale de mis labios.

—Bueno... estaba... Kagome—ahora me siento estúpido balbuceando cosas sin sentido.

—No comprendo papi—me dice con cara inocente.

—Son cosas de adultos cariño, no preguntes cosas que no tienen respuestas—digo con cariño y beso su cabeza.

La mando a darse un baño y cambiarse, hoy quiero llevarla al parque, hace mucho que no paso tiempo con mi hija. Hago todas mis necesidades matutinas y me cambio con unos vaqueros y una camiseta, una chaqueta de cuero color marrón, creo que dejar de usar trajes me hace ver muy sexy, no es por alardear, pero tengo un cuerpo jodidamente estupendo.

Bajo las escaleras y veo a Yui embarrada de mermelada, sonrío y llego hasta ella, cuando me ve me sonríe inocente.

—Señorita, ¿por qué está toda sucia?—me mira y sonríe otra vez, ella sabe que yo no puedo contra eso.

—Papi, lo que sucede es que yo... quería comer todo—sonrío y le digo que se tranquilice.

Kagome

Termino la exposición junto a Sango y para nuestra suerte, ganamos excelente puntuación. Miro a Sango y ella a mí, salimos del aula y caminamos hasta el jardín.

—¡Lo logramos!—exclamo feliz, hoy llevo unos shorts que deja ver mi limpia y clara piel, una blusa de tirantes y unas sandalias, lo sé, muy femenino, mi cabello está suelto.

—En hora buena, pensé que iba a reprobar su materia, mejor vámonos a la parada, ¿crees que Inuyasha se moleste si voy a ver a Yui?—me pregunta amarrando su cabellera marrón oscuro en una coleta alta.

—No lo sé, mejor vámonos que voy atrasada—caminamos hasta la parada del bus y hablamos de muchas cosas diversas.

—Kagome—me llama Sango luego de un rato donde yo le explicaba algunos teoremas del examen final.

—Si—la miro y ella tiene los ojos como platos.

—¿Esa no es Amale?—me pregunta y no entiendo nada.

—¿Amale?—ella señala algún lugar y mis ojos lo siguen, ahora son mis ojos chocolates los que están como platos y casi saliendo de órbita. Ayame se está besando un chico y si los ves parecen dos amantes a punto de ser fusilados.

—Si, es ella al parecer—dice Sango enojada.

—No me jodas—es lo que sale de mis labios—engaña a Inuyasha—susurro.

—Al parecer si—en ese momento llega el bus y subo en él, antes de que de marche capturo una foto de Ayame con el chico y la guardo en mi celular. Cuando llegamos a la mansión la risa de Yui de escucha por lo que camino hasta la sala y reprimo una enorme carcajada, Inuyasha y Miroku están bailando con tutú de ballet. Sango no puede y estalla seguida por mí, ambos al vernos se ponen rojos de la vergüenza.

Inuyasha

Siento mi cara roja y no es de menos, Kagome ríe y su risa no es nada femenina en este momento, ¿cómo termine con un tutú de ballet?, Yui nos obligó a Miroku y a mí. Nos quitamos rápido el tutú al verlas ahí.

—Kagome—Yui se lanza a sus brazos y ella la envuelve en los suyos.

—Hola corazón—saluda dulce y esta imagen de Yui y Kagome jamás la voy a olvidar.

—Hola Yui—Sango saluda y Yui la abraza respondiendo su abrazo.

—No sabía que estarías aquí—dice Kagome tranquila, pero sus ojos me demuestran todo el nerviosismo que oculta.

—Vamos a llevar a Yui al parque, lamento no haberte informado—me mira y siento que el oxígeno desaparece de mis pulmones.

—Kagome, ¡ven con nosotros!—la voz de Yui nos hace reaccionar.

—¿No seré una molestia?—pregunta apenada.

—Para nada—respondo rápidamente.

—Entones, claro—invitamos también a Sango y nos marchamos al parque.

Cuando llegamos Yui está emocionada y eso me hace sentir que hice lo correcto al quedarme.

—Papi quiero que tú y Kagome suban conmigo a los caballitos—todo por complacer a la princesa acepto y Kagome también. Nos vemos ridículos pero la sonrisa de mi hija lo vale. Sango y Miroku se burlan de nosotros y al final ellos también terminan montados en los caballitos, ¿por qué? Porque Yui así lo quiso. Ya el sol se ocultaba dándole al lugar un toque mágico.

—Quiero subir a la montaña rusa—dice Kagome.

—A mí me da miedito yo me quedo—dice Yui de repente.

—Yo le temo a esa cosa—se disculpa Miroku.

—Yo me quedo para que Miroku no mate o deje perder a Yui—se excusa Sango y al final solo Kagome y yo subimos.

Ella aprieta mi mano cuando la atracción empieza a moverse, todo es gritos, estamos en la parte más alta cuando la montaña rusa está se para y creo que el corazón de Kagome también.

Hola a todos, llamo para informales que hay unos pequeños problemas técnicos, les pido que mantengan la calma.

Miro al frente y la vista que tenemos es hermosa, luego siento mi mano izquierda muy apretada por lo que miro a Kagome la cual está aterrada.

—Vamos a morir—susurra a la nada.

—Eso no pasará—le aseguro tomándola por los hombres.

—¡Vamos a morir!—me grita con lágrimas en los ojos.

—Cálmate—hablo dulce.

—VOY A MORIR Y ME PIDES QUE ME CALME, ¿PERO QUE TIENES EN LA CABE...?

Entonces la callo, de la manera que llevaba esperando tanto tiempo, de la manera que soñaba. Mis labios sobre los suyos, sin que nadie nos interrumpa, el mundo a mi alrededor desaparece, solo me concentro en algo que imposiblemente llega a ser malo.

¡Y lo hice!
¡Por fin el beso!
¡Ya me pueden amar!
Aunque se que lo hacen.

#AmamosALaEscritora

Voten y cometen

Dos capítulos, yo si los quiero y no les deseo la muerte.

Sayonara...

Kagome La niñera De Mi HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora