Actualmente está en desarrollo un proyecto para la renovación de la flota supersónica de guerra de la Fuerza Aérea Colombiana –FAC, según declaraciones del presidente Gustavo Petro.
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El país prevé la salida de operación de la flota de aviones Kfir debido a serán obsoletos para diciembre del 2023. Aunque podrán seguir volando, su mantenimiento será más costoso.
Ante ello, el Gobierno tiene un plan que contempla la posibilidad de nuevas naves de guerra. Decisión que se tomaría en las próximas semanas por parte del Comité Técnica que actualmente evalúa diferentes ofertas.
La elección dependerá del precio, las condiciones tecnológicas de los aviones y, sobretodo, del compromiso del fabricante para transferir tecnología de punta a las Fuerzas Armadas.
El plan del Gobierno, según pudo conocer EL TIEMPO, contempla que estos nuevos aviones deberán llegar al país el próximo año después de la orden de compra que tendrá algunas fases.
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Las empresas que han venido competiendo por vender a Colombia sus aeronaves de combate son Lockheed Martin, con sus F-16 (Viper block 70); Saab, con su Gripen E/F; Dassault Aviation, con Rafale C/F3, y Eurofighter, con su Typhoon (C.16).
Incluso, en febrero de 2022, EL TIEMPO dio a conocer que la FAC le había sugerido al gobierno de Iván Duque la compra de los F-16 de Lockheed Martin. No obstante, la recomendación no será tenida en cuenta porque el gobierno de Petro "ordenó analizar de nuevo cada una de las propuestas".
Fuentes cercanas a la Casa de Nariño le revelaron a EL TIEMPO que todavía no hay una decisión sobre los aviones. Aunque en campaña el Presidente había descartado la compra de aviones de guerra, se replanteó la decisión “por una responsabilidad con la Defensa Nacional”.
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Estas aeronaves son armas que poseen todos los estados para garantizar su soberanía, en caso de violación del espacio aéreo o conflicto bélico; y, en el caso específico de Colombia, para garantizar la seguridad de su población civil, además de un millón de kilómetros cuadrados de superficie terrestre, un millón de kilómetros cuadrados de mar territorial, a lo que se suma la protección del espacio y el ciberespacio.
PORTAFOLIO
Con información de EL TIEMPO*
