- Límites
de la teoría occidental - Las
imágenes del futuro y el problema del tiempo en
Inuyasha - Visión
Oriental vs. visión Occidental - En
conclusión. - Bibliografía
E N S A Y O
Aome Higurashi es una joven de 15 años que vive en el
moderno Japón
de 1996. Junto con su abuelo, su madre y su hermano Sota, viven
junto a un templo que la familia ha
cuidado por generaciones.
Cierto día, Sota se encuentra buscando a su gato Buyo
que se metió en la habitación del templo donde
tienen un pozo. Aome resuelve ir por el gato al ver a su hermano
acobardado. En eso comienza a escuchar ruidos dentro del pozo y
una mujer
ciempiés la empuja hacia el interior.
Aome despide una luz de su cuerpo
y se libera de la mujer,
así sale del pozo y se encuentra en el Japón
antiguo (en la época de las guerras
civiles). Al vagar por el bosque se encuentra por primera con
Inuyasha, un demonio mitad hombre y mitad
monstruo, quien se encuentra bajo un hechizo que lo ha mantenido
dormido por 50 años.
Los aldeanos que encuentran a Aome merodeando, la atan y se la
llevan a la aldea ante la sacerdotisa Kaede, quién se da
cuenta del gran parecido entre la muchacha y su fallecida hermana
Kikyou, la hechicera legendaria quien años atrás
creara una quimera mágica llamada perla de Shikon;
mientras tanto, la ciempiés empieza a atacar la aldea,
Aome huye y empieza a gritar por ayuda haciendo que Inuyasha
despierte del hechizo. Al verse en apuros libera a Inuyasha de la
flecha que lo ataba al árbol que lo mantenía
dominado y él acaba con el ciempiés.
Del cuerpo Aome sale la mitológica perla de Shikon, e
Inuyasha intenta matarla para que le entregue esa
posesión; la anciana Kaede hace un conjuro a un collar que
se le pone a Inuyasha, con el que Aome puede apaciguarlo al
decirle ¡abajo!.
Así, Aome queda como protectora de la perla, pero al
decidir regresar a su casa (tratando de volver utilizando el
pozo) es secuestrada por unos bandidos, y ella arroja el
mágico objeto el cual es tragado por un cuervo. Inuyasha
llega a rescatarla y le dice a Aome que si ella es la
resurrección de Kikyo, debe derribar al cuervo
fácilmente usando el arco y la flecha, cosa que le parece
imposible por falta de práctica. Al final logra dar en el
blanco, y el cuervo es destruido pero la perla es rota en cientos
de fragmentos. Y ahora Aome e Inuyasha deben juntar fuerzas para
recolectar todos los pedazos antes de que alguien más lo
haga.
.
De esta forma es como inicia la exitosa novela japonesa
de Rumiko Takanashi, Inuyasha, la cual tiene como punto de
partida la experiencia que tiene Aome, la heroína de la
serie, con respecto al tiempo.
Entre los puntos que llaman la atención de esta serie nipona –el
manejo de la práctica discursiva, el desarrollo
dramático de la trama, las relaciones que establecen los
personajes entre ellos mismos, la inclusión de la magia
como elemento integrador de la realidad, la desenvoltura de la
teoría
de la reencarnación, la religiosidad simbolizada por la
consideración que se tiene a la noción de
templo– destaca sin duda, el uso del concepto
tiempo.
Cuando se habla de tiempo, casi de inmediato y debido al marco
cultural normativo que se maneja en esta parte del
mundo[1]Occidente, se hace la división del
concepto en tres pasos –pasado, presente y futuro–
mismos que se experimentan como eslabones separados entre
sí, donde el pasado "ya fue", en tanto que el presente es
algo que se tiene "en este momento", en tanto que el futuro se
visualiza como algo que siempre estará allí,
ejemplificado en el concepto del "día de
mañana".
Lógica
occidental
La lógica
del tiempo en occidente es, fundamentalmente, la división
de éste en los tres pasos anteriormente descritos,
así como la extrema planificación del futuro, tomándose
epistemológicamente al mismo como un espacio para el cual
se tiene que preparar desde "hoy", aunque para ello existan
diversas tendencias del conocimiento
que la aborden desde diversas perspectivas: escuela
norteamericana, escuela francesa, Club de Roma, estudios de
prospectiva del Banco Mundial,
escuela finlandesa, escuela española, por citar
algunas.
Papel del reloj
En otras palabras, el reloj establece al tiempo como algo que
existe de manera omnipresente y donde el segundero actúa
como la única ley del mundo al
dividir la temporalidad en "antes" y "después",
parámetros típicamente paradigmáticos;
según el filósofo galo Jaques Lacán, esta
división genera al mundo de hoy, ya que "el imaginario,
ese lugar bajo el cual vive la gente e identifica su vida con
relación a lo abstracto, lo que no existe
físicamente –como el mismo tiempo, la
personalidad o la noción de ciudadanía– se materializa en hechos
visibles como el reloj, en el caso del tiempo, o la bandera en el
caso de la nacionalidad,
aspectos que en efecto existen, se viven, pero no se hallan
realmente de manera física en tanto no
los vemos con los ojos estacionados en la misma materia como
lo sería una roca, pero que los sentimos en tanto que
podemos trabajarlos usando los símbolos designados para
ello[2]
Límites de la
teoría occidental
Página siguiente |