• En el Día Nacional de las Aves, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible llama a los colombianos a la protección y conservación de las más de 1950 especies que habitan en el país.
• Colombia es considerado el país de las aves con al menos 82 especies endémicas y 158 especies migratorias. Cerca del 25 % de las especies del país son residentes o visitantes en las ciudades.

Bogotá, 4 de octubre de 2023 (@Minambienteco) – Las cordilleras central y occidental y los páramos de la Sierra Nevada de Santa Marta son algunos de los hogares de tres especies de aves emblemáticas que ratifican a Colombia como el País de la Belleza.

Colombia, conocido mundialmente por su riqueza en aves, hoy cuenta con un estimado de 1954 especies, con al menos 82 especies endémicas, 158 migratorias y 131 amenazadas. Las aves más avistadas en todo el territorio son el Sirirí, el Chulo, el Azulejo, el Cucarachero y el Copetón o Pinche.

Con datos derivados del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, este es el top tres de las aves emblemáticas que, tal vez, no conocía:

1. Chivito de Santa Marta (Oxypogon cyanolaemus): es un colibrí endémico de los Páramos de la Sierra Nevada de Santa Marta. Se le puede reconocer por el color azulado de su garganta y por alimentarse, principalmente, de las flores de los frailejones. Actualmente, se considera críticamente amenazada por cuenta de la disminución del páramo.

2. Cotorra coroniazul (Hapalopsittaca fuertesi): es una cotorra endémica de los bosques de niebla que rodean los grandes páramos de la Cordillera Central. Se caracteriza por ser pequeña y colorida, reconocible por su corona azul clara y alas de color rojo y azul vivos. Esta especie está considerada como críticamente amenazada debido a su pequeña área de distribución.

3. Tororoí Chamí (Grallaria alvarezi): con un especial amor por los insectos, esta especie es endémica de los bosques altoandinos de la cordillera Occidental, caracterizados por la presencia de amplios parches de chusque en el sotobosque. Casi siempre se le ve cerca al suelo, pues se desplaza, principalmente, por la vegetación densa. Su nombre común representa un homenaje a la comunidad indígena Emberá-Chamí, que habita las laderas de los Andes occidentales norteños.