Por los pasillos del Monasterio de San Pelayo de Oviedo paseó Urraca Alfonso, la única Reina que tuvo Asturias, Urraca "la asturiana". Una mujer cuya figura ha quedado diluida en la Historia, pero que ahora recupera la escritora candasina María Teresa Álvarez con su novela: "Urraca Reina de Asturias" (Editorial Esfera de los Libros).

Llamando al timbre de la gran puerta del convento, a mano izquierda, los asistentes subían al primer piso del monasterio, probablemente por la misma escalera por donde alguna vez había subido Urraca. La autora escogió ese lugar por el protagonismo que tiene en el libro. Y así, en muy poco tiempo, no cabía nadie más en la sala. Muchas personas venían de Candás, donde alquilaron hasta un autobús para acudir al encuentro. Bastantes personas tuvieron que quedarse, descontentos, fuera por problemas de aforo. Pero todos los que tuvieron la suerte de llegar pronto escuchaban atentamente a María Teresa Álvarez, y al resto de personalidades que la acompañaban, para presentar el libro: el catedrático de Historia Medieval Javier Fernández Conde, la periodista Paloma Gómez Borrero y el abad del Santuario de Covadonga, Juan José Tuñón.

Urraca Alfonso fue hija natural del emperador Alfonso VII y de la dama asturiana doña Gontrodo Petri. Fue reina de Pamplona por su matrimonio con el rey García Ramírez. Con él tuvo una hija, Sancha Garcés. Tras enviudar, su padre, el emperador, la nombró reina de Asturias. En Oviedo se casó con don Álvaro Rodríguez de Castro y juntos tuvieron a Sancho Álvarez de Castro. Incluso protagonizó un intento de independencia de Asturias.

Los últimos años de su existencia los pasó en el más absoluto anonimato. El catedrático Fernández Conde recalcó la rigurosidad histórica de la novela, donde se nota que la autora conoce a los personajes y el contexto social, histórico y religioso de la época, el siglo XII. María Teresa Álvarez reconoció que estuvo a punto de desistir con el libro por la falta de documentación. Pero siguió. Y ahora puede verse el resultado en la novela.

"El libro es un imán", afirmó la periodista, y amiga de la autora, Paloma Gómez Borrero. "Tiene cuatro ingredientes fundamentales: atrae, interesa, te apasiona y te enseña". La periodista, que acompañó al Papa Juan Pablo II durante todos sus viajes, recordó cuando el Pontífice visitó Asturias. "Él me dijo que el de los Picos de Europa fue el segundo paisaje más bello que había conocido en su vida", reveló.

El abad del Santuario de Covadonga, Juan José Tuñón, recordó cuando, de pequeño, iba a ver a unos parientes al concejo de Aller. Para llegar a la casa, que estaba alta, subían por un atajo. Y su madre le señalaba un sitio. "Esi ye el castillo de la infancia de Urraca, que era Reina de Asturias. No tuvo suerte, la prubina", le explicaba ella. Ahora, años más adelante, reconoció que algunas imágenes del paisaje lo transportan al libro.

La acción real transcurre en un día, pero da saltos al pasado. Todos los que acompañaban a la escritora en la mesa coincidieron en varios puntos: el libro te atrapa, se lee con facilidad y tiene un elemento clave: el amor por Asturias. "Si yo no quisiera tanto a esta tierra algunos de los párrafos serían distintos", reconoció María Teresa Álvarez.

Tanto la escritora como Urraca tienen eso en común. Y respondiéndose a una pregunta propia contestó cómo define a la protagonista del libro: "Urraca fue una mujer educada en la Corte para ser infanta. Que siempre fue consciente de que su deber era estar al servicio de su padre y de la Corona. Que nunca creó problemas, aceptando las obligaciones por muy duras que estas fueran. Que amó Asturias, la tierra donde había nacido y con la que se identificaba. Que deseó lo mejor para ella y esa fue la causa de su destierro". La autora quiere poner su grano de arena para que el personaje de Urraca se conozca, y se reconozca, dentro de la historia asturiana. Y finalizó el encuentro diciendo que, si esta reina supiera que casi nueve siglos después se están acordando de ella en su tierra, Asturias, "estaría muy feliz".