La caída en las ventas de casas, carros y motos

Las cifras hablan por sí solas: el Indicador de Seguimiento a la Economía del Dane muestra cómo de un máximo de 17,29% en mayo de 2022 bajó a 9,21% en agosto del mismo año, y ahora ha caído a 0,23% en agosto de 2023, una de las cifras más bajas en la historia reciente.

Dice el informe oficial de la economía que la formación bruta de capital cae 24%; en maquinaria y equipo 13,8%, en vivienda 2,2%, infraestructura 7,1%, el resto lo explica la caída de inventarios. Al segundo trimestre del año, el endeudamiento en la economía se derrumbó 2,8%, el ahorro bruto se contrajo en las sociedades financieras 156,2% y en las no financieras 77,7%.

La encuesta de la Andi a sus afiliados concluye que casi 30% tiene intenciones de aplazar o cancelar inversiones; a lo que se suma que para septiembre la salida de inversiones de portafolio alcanzó $1.337 millones, según los datos del Banco de la República.

El consumo de los hogares pasó de crecer 15,7% en junio de 2022 a crecer solo 0,9% un año después y la reducción de consumo en bienes durables fue de 13,9%, luego de haber crecido 24,9%. Y en general, el PIB pasó de crecer 8,7% a crecer 1,7%.

Si bien es una lectura macroeconómica que hace énfasis en los fundamentales, si se observan puntos concretos se tiene que la venta de carros entre enero y octubre ha caído 30%, las motos, que se vendían por montones el año pasado, cayeron 17%.

De acuerdo con el informe mensual de la Andi, y Fenalco, las ventas en octubre de motocicletas bajaron 0,6% ubicándose en 54.883 matrículas nuevas, ya que el año pasado la cifra estaba en 55.239. Y lo que no es menor, la venta de vivienda vive uno de sus peores momentos: 52% ha caído la comercialización durante el pasado agosto, desplome que ratifica la tendencia de los últimos 14 meses.

A la luz de las cifras del PIB del segundo trimestre, solo hubo crecimiento de 0,3%, presionado por la caída de 8% en las ventas de edificaciones por una acentuada disminución en obras civiles.

Es más que evidente la contracción y parálisis del sector de vivienda, máxime cuando es uno de los motores de la generación de empleo, además de la parálisis de la infraestructura. Las exportaciones no son ajenas a la desaceleración, las ventas al exterior completan 10 meses a la baja.

En septiembre, las exportaciones sumaron US$4.127,7 millones, 13,6% menos que en septiembre de 2022, una reducción que viene desde diciembre de 2022. El país venía de buenos crecimientos económicos post-pandémicos y necesitaba un plan gubernamental que sostuviera el rebote de la economía, pero el cambio de Gobierno fracturó el modelo, lo ralentizó y no planteó un plan contracíclico, que interpretara que el país económico venía de una época de abundancia económica y de ayudas gubernamentales hacia una crisis liderada por una inflación dura de derrotar.

El riesgo aumenta cuando hay sobre la mesa de discusión parlamentaria sendas reformas estructurales que modificarán en el corto plazo el sistema de salud, las pensiones y el régimen laboral. El verdadero peligro es que el país entre en una recesión (dos o tres trimestres consecutivos con crecimientos negativos) para que entre en “modo actuación”, es decir, que los ministros ejecuten los presupuestos, se reactiven las grandes obras y que haya un pacto por el crecimiento.