Los carbohidratos o hidratos de carbono son uno de los principales nutrientes presentes en los alimentos y que, pese a ser necesarios en nuestra dieta y para nuestra salud para mantener el ritmo de nuestro día a día, actualmente están demonizados, hasta el punto de que hay personas que prefieren no consumirlos, o incluso no hacerlo a determinadas horas, bien porque engordan o porque tienen entendido que no son saludables y, por tanto, no son convenientes para su salud.

La doctora Esther Batista, especialista del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitari Sagrat Cor de Barcelona, recuerda que los tres tipos principales de carbohidratos son los azúcares, los almidones y las fibras, y destaca su importante papel dentro de una dieta equilibrada.

“Nuestro organismo necesita los tres para funcionar correctamente. Al ingerir alimentos con carbohidratos, el cuerpo descompone el azúcar y el almidón y los transforma en glucosa (azúcar en la sangre) para utilizarlos como energía”, afirma esta experta.

Los hidratos de carbono favorecen las propiedades sensoriales con el poder edulcorante que tienen la fructosa y la glucosa

Además, subraya que la fibra es la parte del alimento que pasa directamente sin ser digerida, existiendo a su vez dos tipos de fibra: la insoluble, que agrega volumen a las heces para tener deposiciones regulares, y la soluble, encargada de ayudar a reducir los niveles de colesterol y que, además, puede contribuir a mejorar el control del azúcar en la sangre.

Concretamente, la Fundación Española de Nutrición (FEN) detalla que los carbohidratos, en esa función de reserva energética, se acumulan en los tejidos, como es el caso del glucógeno, y llegan a proporcionar la mitad, aproximadamente, de la energía que los músculos y otros tejidos del organismo necesitan para llevar a cabo todas sus funciones, aportándose la otra mitad de la energía a partir de las grasas.

A su vez, esta entidad resalta que son imprescindibles para el sistema nervioso y que, por ejemplo, la glucosa es la que aporta casi toda la energía que nuestro cerebro emplea, al tiempo que los hidratos de carbono favorecen las propiedades sensoriales con el poder edulcorante que tienen la fructosa y la glucosa.

Cuidado con el azúcar en sangre

Precisamente, uno de los peligros que existe con el consumo de los carbohidratos, según alerta esta experta en nutrición, es que estos elevan las cifras de glucemia o del ‘azúcar’ en la sangre después de ingerirlos.

“El índice glucémico es un sistema usado para cuantificar la respuesta glucémica, la subida de azúcar, de un alimento que contiene la misma cantidad de carbohidratos que un alimento utilizado de referencia. En la práctica, la mayor parte de los alimentos están compuestos por diferentes tipos de carbohidratos en diferentes proporciones, pero podemos intuir el índice glucémico de un alimento conociendo su composición”, subraya la Dra. Batista.

Uno de los peligros que existe con el consumo de los carbohidratos es que estos elevan las cifras de glucemia o del ‘azúcar’ en la sangre

No obstante, esta especialista en Endocrinología precisa que las hormonas insulina y glucagón, que se producen en el páncreas, ayudan a regular la glucosa en el torrente sanguíneo.

“La función de la insulina es transportar la glucosa a las células para ser convertida en energía. La glucosa se almacena en el hígado y en los músculos en forma de glucógeno. El glucagón actúa en el hígado, donde activa dos procesos metabólicos para la liberación de glucosa a la sangre: controla la producción de glucosa y de las cetonas”, detalla la doctora.

Dentro de una dieta equilibrada un 55-60% de las calorías que se consumen deben proceder de los hidratos de carbono

Cómo consumirlos

Con ello, esta experta del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitari Sagrat Cor explica que desde una perspectiva nutricional es importante conocer la cantidad de carbohidratos que contiene un alimento y lo rápido que se digieren y se absorben: “Cada tipo de carbohidrato tiene diferentes propiedades que afectan a la rapidez con la que el cuerpo los digiere o la velocidad con la que la glucosa ingresa en el torrente sanguíneo”.

En su opinión, conocer esto último puede ser importante en determinadas patologías como la diabetes y también de cara a la práctica del deporte, ya que proporciona información sobre los alimentos más apropiados para obtener energía o para recuperar las reservas energéticas de forma más o menos rápida.

Desde la Fundación Española de Nutrición (FEN) recuerdan también que dentro de una dieta equilibrada un 55-60% de las calorías que se consumen con la dieta deben proceder de los hidratos de carbono, y principalmente estos deben ser carbohidratos complejos, con solo un pequeño aporte de aproximadamente un 10% de hidratos de carbono simples.

Desde una perspectiva nutricional es importante conocer la cantidad de carbohidratos que contiene un alimento y lo rápido que se digieren y se absorben

“Se recomienda un consumo tan elevado de ellos respecto de los demás macronutrientes (lípidos y proteínas) porque solo cuando los hidratos de carbono son consumidos en exceso y, por lo tanto, no utilizados como energía por el organismo son almacenados en forma de grasa”, apunta la institución.

Concretamente, la especialista del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitari Sagrat Cor de Barcelona detalla que son carbohidratos simples aquellos que se digieren y se convierten en glucosa de forma más rápida, de forma que los diabéticos deben tener cuidado con ellos.

Entre sus fuentes se encontrarían productos simples como la fruta o productos procesados como la bollería, los dulces, refrescos, zumos o almíbares, entre otros.

Asimismo, apunta que son hidratos de carbono complejos la pasta, el arroz, la patata, el boniato, el maíz, el pan, la avena, legumbres como las lentejas o garbanzos, entre otros productos. Su principal característica, concluye, es que son asimilados de forma más tardía o lenta por el cuerpo y contienen un alto contenido en minerales, fibra o vitaminas.