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La delegación de parlamentarios y sindicalistas ingleses que recorría la extensa zona de la Macarena, en el departamento del Meta, se encontró con una macabra sorpresa: una fosa común en el cementerio del pueblo que albergaba, al menos, 2.000 cadáveres de personas desaparecidas, según confirmó Jairo Ramírez, portavoz del Comité Permanente por los Derechos Humanos, quien aprovechó la oportunidad para advertir “que la desaparición forzada se sigue registrando en Colombia sin mayor control de las autoridades”.

Algunos cadáveres estaban en estado de descomposición, según precisaron testigos. “Habían al menos 2.000 enterrados N.N, muchos de los restos han llegado a lo largo del 2009 por la condición en que se encontraban”, explicó Ramírez, al resaltar que La Macarena es una zona de recuperación militar.

En el Campo Santo, Jimeno, administrador del lugar, dijo que semanalmente están siendo sepultados cadáveres sin identificar. “Uno se echa la bendición y trata de brindarles cristiana sepultura. Algunas familias vienen a preguntar con fotos pero en ocasiones es difícil establecer sus caras por las condiciones en que quedan después de muertos. Algunos de los cadáveres se recogen en las calles o el monte, mientras que otros son traídos por las autoridades al encontrarlos muertos”. La mayoría de ellos fallecen a manos de las Farc.

“Vemos que la actitud del Gobierno se remite a la Ley de Justicia y Paz. Si miramos es casi insuficiente y no cuenta con los recursos económicos suficientes que garanticen la identificación y entrega de los restos a los familiares de las víctimas”, comentó Ramírez.

Lo preocupante es que a comienzos de 2009 una O.N.G denunció a las autoridades la existencia en la misma zona de unas fosas comunes que albergaban 800 cadáveres sin identificar de civiles y combatientes de las Farc. Basados en testimonios de los mismos pobladores del sur colombiano, logaron ubicarlas.

Norberto Suárez, director de la Unidad de Exhumaciones de la Fiscalía de Villavicencio, dijo que los testimonios de los sepultureros lo llevaron a pensar de la presencia en el sitio de un centenar de cadáveres como finalmente sucedió. “El encargado del sitio mencionó que había enterrado a más de 800 cuerpos entre el 2002 y 2005”, indicó en su momento Suárez.

La Macarena pertenece a la antigua zona de distención cedida por el Gobierno Nacional a las Farc, un área de 42 mil kilómetros cuadrados que desde hace más de 40 años ha padecido los enfrentamientos entre la guerrilla (bloque Yarí), y el Ejército que ejerce el control en el área urbana.

Para llegar hasta el lugar basta tomar un avión que llega una vez por semana o un vehículo de servicio público que desde Neiva tarda 18 horas por carretera destapada.

En la actualidad la exhumación sería complicada porque aunque la Fuerza Pública ejerce control, en el caserío operan algunos comandos de las Farc aliados con milicianos, según el Ejército. Desde el 2005, las autoridades han recuperado en la zona al menos 1.000 cuerpos sin vida ejecutados en el área.