El amor de Dios

Resumen

Dios es amor y la fuente del amor. Aunque nunca perfeccionaremos el amor, debemos esforzarnos en imitar el amor de Dios.

— Lectura bíblica recomendada: 1 Juan 4:7-12

Introducción

I. Este tal vez sea el atributo de Dios mejor conocido y más popular.

II. Tristemente, se lo malinterpreta frecuentemente al punto de concluir ideas extremistas que son perjudiciales.

III. Se debe entender este aspecto importante de la naturaleza de Dios.

Exposición

I. Las malinterpretaciones en cuanto al amor de Dios.

A. Hay dos ideas extremistas en cuanto a este concepto divino.

1. Algunos niegan la omnibenevolencia de Dios debido a la presencia del sufrimiento en el mundo, así como también debido al castigo eterno del incrédulo.

2. Otros argumentan que Dios salvará a toda la gente al final debido a Su amor; se conoce a esta posición como «universalismo».

B. Ninguna de las dos posiciones anteriores armoniza con el significado bíblico del amor de Dios.

C. El amor de Dios no descarta Sus otras características: la santidad (Isaías 6:3), la justicia (Salmos 89:14) y la pureza de luz (1 Juan 1:5).

II. El amor según su definición bíblica.

A. Agape indica consideración cálida, estimación o afecto.[1]

B. Principalmente, esta es una medida de acción en vez de sentimiento.

III. La demostración del amor de Dios.

A. El amor de Dios produjo misericordia (Juan 3:16; Efesios 2:4; 1 Juan 4:9-10).

B. El hecho de que haya demostrado tal amor a Sus enemigos confirma lo anterior (Mateo 5:43-48; Romanos 5:5-10; Colosenses 1:20-22).

C. El sufrimiento y el castigo fluyen del abuso del libre albedrío, no de la carencia del amor de Dios (Génesis 2:17; Deuteronomio 30:19; Ezequiel 18:30-31; 33:11).

IV. El amor que produce amor.

A. El propósito de entender el amor de Dios por nosotros es promover nuestro amor por Él (Mateo 22:37-38; Juan 14:15; 1 Juan 4:19).

B. El amor por Él demanda el amor por otros (Mateo 22:39; Juan 13:34-35; 1 Juan 3:11-19; 4:7-12, 20-21; 5:1-3).

Conclusión

I. Dios es amor, y Él es la fuente del amor.

II. Si Lo amamos como deberíamos hacerlo, seremos impulsados a reflejar tal amor en todas nuestras obras.

III. Aunque nunca perfeccionaremos el amor, debemos esforzarnos en imitar el amor de Dios.

[1] Cf. Arndt, W., et al., Un léxico griego-inglés del Nuevo Testamento y otras literaturas cristianas antiguas [A Greek-English lexicon of the New Testament and other early Christian literature] (Chicago, IL: University of Chicago, 2000), 5-7.