Dónde encontrar la paz

Dónde encontrar la paz

by Jiddu Krishnamurti
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by Jiddu Krishnamurti

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Overview

Jiddu Krishnamurti nos enseña que, para conseguir la paz en el mundo, primero cada uno ha de hacer las paces consigo mismo, ya que ningún camino espiritual, filosofía o líder político nos guiará en esta tarea. En este ameno libro, Krishnamurti nos muestra qué hay detrás de la guerra y la destrucción del medio: el egoísmo y el individualismo, que conducen a la agresión, la competición, la codicia y el conflicto. Cuando reconocemos que nuestra consciencia no es individual sino común a todos los seres humanos, entonces podremos trabajar juntos en un espíritu de cooperación y compasión.

Product Details

ISBN-13: 9788499882802
Publisher: Editorial Kairós
Publication date: 10/31/2013
Sold by: Libranda
Format: eBook
File size: 181 KB
Language: Spanish

About the Author

Jiddu Krishnamurti ha sido uno de los filósofos más aclamados y carismáticos del siglo XX. Sus escritos y conferencias han inspirado a millones de personas. Su mensaje resulta paradójicamente iluminador: cada uno ha de encontrar por sí mismo la raíz de la propia libertad.

Read an Excerpt

CHAPTER 1

Poner orden en nuestra casa

Esto no es una instrucción, una autoridad que les dice lo que deben hacer o pensar. Tenemos que mirar a la humanidad como un todo; tenemos que cuestionar cualquier autoridad física y psicológica: la autoridad de la guerra, la autoridad de los gobiernos, ya sean totalitarios o los llamados democráticos. Cuando investigamos, cuestionamos, exploramos, debemos tener un cerebro escéptico, que cuestione y no que haga preguntas desde un punto de vista particular o desde la pertenencia a una tribu, comunidad religiosa u otra. Juntos vamos a observar el mundo, lo que es, cómo es y no lo que nos gustaría que fuera. Vamos a asumir la responsabilidad de observar los asuntos reales del mundo, el mundo tal cual es.

No hay paz en el mundo. Por mucho que los gobiernos hablen de paz, nunca ha habido paz en el mundo. Históricamente, en los últimos cinco mil años ha habido guerras casi cada año. Los seres humanos se han matado unos a otros en nombre de la religión, de los ideales, de determinados dogmas, de Dios. Se han matado unos a otros y sigue sucediendo. Eso es un hecho. Nosotros, que habitamos este mundo desafortunado aunque precioso, parecemos incapaces de hacer algo al respecto. Tenemos mentes tribales –hindúes, sikhs, católicas, protestantes o nacionalistas–. Tanto si es nacionalismo occidental u oriental, se trata del mismo tribalismo. Esta es una de las mayores causas de la guerra, aunque existen otras causas, como las económicas, la sociales y las lingüísticas.

Para que reine la paz en el mundo, se requiere mucha inteligencia, no sentimentalismo ni alguna demostración emocional contra el uso de un determinado instrumento de guerra, para comprender la compleja sociedad en la que vivimos. No solo se necesita humildad y la capacidad de observar objetivamente; también se necesita que usted, como observador, elimine todos sus instintos tribales, de modo que deje de ser sikh, hindú, musulmán, cristiano o budista, y sea un ciudadano del mundo. Si mantiene su tribalismo particular, su nacionalismo particular, su religión particular, entonces no podremos investigar si es posible vivir en este mundo de forma pacífica, inteligente, saludable y racional.

Los seres humanos, que hemos evolucionado durante millones de años, hemos llegado a un punto en el que, o bien nos destruimos a nosotros mismos, o somos capaces de crear una sociedad moralmente, éticamente diferente. Al investigarlo, lo cual debemos hacer si somos en verdad inteligentes y nos damos cuenta de lo que sucede en el mundo, tenemos que descartar completamente toda autoridad en asuntos espirituales y así investigar con libertad. De modo que, por favor, descarten sus ideales, sus conclusiones, sus teorías intelectuales, aunque eso resulte muy difícil de hacer.

Ahora bien, observemos el mundo. El mundo está dividido en nacionalidades, geográfica, lingüística y religiosamente; el mundo está dividido en intereses: por los negocios, espirituales, religiosos y no sectarios. Está fragmentado. Hoy en día, hay guerras en diferentes partes del mundo; la sociedad es corrupta, inmoral, en todos los lugares hay una enorme corrupción. Todo esto son hechos. Existe una gran confusión, un gran desorden en lo político y en lo llamado religioso. Nosotros hemos creado esa sociedad; todos y cada uno somos responsables de esa fealdad, de esa crueldad, de esa violencia y de esa brutalidad que sucede en el mundo. Y, a menos que pongamos nuestra casa en orden, no habrá orden en la sociedad. En cualquier nivel que vivamos en la sociedad, cada uno ha contribuido a la confusión, a la inmoralidad y a la insensatez del mundo. A menos que cada uno de nosotros cambie fundamentalmente en lo psicológico, no habrá paz en el mundo. Puede que piense que puede tener cierta paz en su mente, pero nunca tendrá paz si no tiene orden en su vida diaria. ¿Cuántos se toman todo esto seriamente? Estamos demasiado ocupados, no tenemos tiempo, pero esto es una excusa. Tenemos que poner nuestra casa en orden, y vamos a investigar juntos cuáles son las implicaciones de ese orden.

¿Nos damos cuenta de que vivimos en la confusión, en la incertidumbre, de que buscamos seguridad? Uno debe tener seguridad, seguridad física. Millones de personas pasan hambre. En Europa, el desempleo es elevado, al igual que en América, y los desempleados no tienen seguridad. ¿Acaso cada uno de nosotros genera desorden al buscar su propia forma de seguridad? Todos buscamos seguridad y uno debe tener seguridad física. Sin embargo, para que esa seguridad sea duradera, perdurable, no puede haber guerras, no puede haber conflictos comunales, posiblemente uno no pueda pertenecer a un sistema particular, porque entonces generará conflicto. El conflicto es desorden, tanto si es entre usted y su esposo o esposa, entre usted y el gobierno o entre usted y su gurú.

Para comunicarnos, es necesario utilizar las palabras, pero las palabras no son importantes; lo importante es el contenido de las palabras, lo que yace detrás de cada una. En esa lucha para lograr ser algo, tanto en lo psicológico como en lo externo, existe un conflicto perpetuo en cada uno de nosotros. También existe un conflicto en nuestra relación con otros, ya sea sexual, familiar o de la comunidad. Meditar se convierte en un conflicto; seguir a otro se convierte en un conflicto. Esta es una de las causas mayores de desorden, no solo en la sociedad sino en nosotros mismos. Si hay conflicto entre las personas, inevitablemente debe haber desorden, y tenemos que ver si es posible poner fin a nuestro conflicto interno, al conflicto en nosotros. ¿Puede terminar el conflicto, la lucha, el dolor, la ansiedad, los celos, la ambición, la enorme cantidad de sufrimiento que los seres humanos han generado, tanto en el nivel superficial como en el profundo?

Estamos preguntando si el conflicto puede terminar; no en la sociedad, porque los seres humanos han creado la sociedad. Ningún dios, ningún agente externo extraordinario ha creado esta sociedad en la que vivimos. La hemos creado nosotros con toda la confusión, la injusticia, la crueldad, la violencia, la brutalidad; cada uno de nosotros la ha creado. En un mundo que se desintegra, debemos ser serios. Si no lo somos para con nosotros mismos, debemos serlo para nuestros hijos y nietos. Es necesario y urgente que seamos muy serios y que nos comprometamos, no con una teoría u ideología, sino que descubramos por nosotros mismos la causa del conflicto, porque, si podemos descubrir esa causa, desaparecerá. Eso es así.

Si nuestro cuerpo padece un dolor, podemos encontrar la causa de ese dolor, y en la causa está el remedio; por tanto, la causa desaparece. De forma similar, si somos realmente serios y no jugamos con ideas, con especulaciones, la causa del conflicto es muy evidente. Existen varias causas, pero en esencia solo existe una causa: nuestro egocentrismo. En nombre de Dios, en nombre de hacer buenas obras, de mejorar la sociedad, de hacer trabajos sociales, de ingresar en el parlamento, etc., buscamos poder y dinero. Eso es lo que quiere la mayoría de los seres humanos: no solo poder físico, sino poder espiritual, ser alguien en el mundo "espiritual". Todos queremos encontrar la iluminación, la felicidad; por eso decimos que al final lo lograremos. Pero el tiempo es el enemigo de la humanidad; tenemos que vivir el ahora. Si decimos «gradualmente lo lograré», nunca lo conseguiremos; no es más que una excusa.

La causa del conflicto genera desorden. En consecuencia, primero debemos poner nuestra casa en orden; no la casa física, sino en el mundo psicológico, que es más complejo. Con psicológico me refiero al cerebro que guarda todo el contenido de nuestra conciencia: lo que piensa, lo que cree, sus aspiraciones, sus miedos, sus celos, sus antagonismos, sus placeres, su fe y su sufrimiento. Todo esto es el contenido de su ser, el centro mismo de su conciencia. Eso es lo que es, no alguna extraordinaria entidad espiritual que vive en la oscuridad, como algunos creen. Son lo que piensan, lo que creen, la fe que profesan, su ambición, su nombre, etc.; eso es lo que exactamente son. De momento, no abordaremos los aspectos físicos, porque cuando uno comprende profundamente la naturaleza psicológica y la estructura de uno mismo, entonces puede afrontar la actividad física de forma cuerda y racional.

Así es la condición humana que ha existido durante miles de años: seres humanos en luchas y conflictos constantes unos con otros. Algunas de las antiguas pinturas rupestres de las cavernas muestran al hombre luchando con otro hombre, luchando con los animales, lo que viene a ser lo mismo. Es simbólico; representa el conflicto perpetuo. Somos seres humanos y tal vez unos pocos pueden evitar el conflicto, unos pocos que han investigado profundamente esa cuestión y comprenden la naturaleza del condicionamiento y la condición humana.

Están aquellos filósofos de Occidente que afirman que la condición humana no se puede alterar, que solo puede modificarse. Dicen que estamos condenados a vivir en una prisión y que solo podemos hacer que esa prisión sea más agradable, más respetable, más conveniente. Sostienen que debemos soportar esa condición humana, o sea, nuestra codicia, nuestros celos, nuestra búsqueda, nuestra carga, interminablemente. Los filósofos modernos afirman que las personas no pueden cambiar en absoluto, solo pueden modificar su brutalidad, su violencia, sus creencias, etc. Sin embargo, nosotros decimos de manera muy impersonal y muy rotunda que la condición humana sí puede cambiar, si tenemos la intención y observamos lo que somos con mucha claridad, sin ningún prejuicio, sin ninguna dirección, sin ningún motivo.

La condición humana se ha generado a lo largo de miles de años de experiencia, de diferentes accidentes, incidentes. La han generado el deseo de seguridad, el miedo, la constante búsqueda del placer y ese interminable sufrimiento. Como seres humanos, somos lo que hemos sido durante el último millón de años, más o menos; esa es nuestra condición. Y hemos creado la sociedad para que luego la sociedad nos controle a nosotros. Tratamos de echarle las culpas al entorno, a la educación, a los gobiernos, etc., pero nosotros mismos hemos creado todo este entorno, de manera que somos los responsables. Por eso es necesario que comprendamos nuestro condicionamiento, y nuestro condicionamiento es ser inglés, francés, sikh, pertenecer a una secta. Ese es nuestro condicionamiento.

¿Podemos observar nuestro condicionamiento con detenimiento y claridad? Si dice que no es posible liberarse del condicionamiento, se bloquea a sí mismo, crea su propia barrera. Si dice que es posible, también crea una barrera. Tanto lo positivo como lo negativo se convierte en una barrera. Pero si empieza a investigar, a mirar, a observar, entonces puede descubrir enormemente.

Así, debemos preguntar qué es observar, qué es mirar. ¿Cómo observarse a sí mismo? ¿Se observa queriendo ser monje, ermitaño, retirándose de la sociedad? ¿O uno se descubre a sí mismo en sus reacciones, en su relación con otro? ¿No es así? En su relación con su esposa, con su esposo, con su novia o lo que sea, cercana e íntima. En el espejo de la relación puede verse tal como es, ¿verdad?

¿Lo están haciendo o solo están de acuerdo con las palabras? Si puedo preguntarlo con mucho respeto, ¿están escuchando las palabras, escuchando su propia interpretación de las palabras, o ahora, aquí sentados, se observan en el espejo de su relación con su esposa, su esposo, su vecino? En esa relación ven sus reacciones, físicas y también psicológicas; así de simple. Se trata de empezar muy cerca para llegar muy lejos. Quieren llegar muy lejos, pero no empiezan cerca, en casa.

La relación es una de las cosas más fundamentales en la vida. La relación es una realidad. Uno no puede existir en soledad, solo. Solo significa "todo uno", pero nosotros no empleamos la palabra en este sentido. Uno es solitario y permanece solitario. Cree que es un individuo y que trata a otro como un individuo, pero son dos entidades separadas intentando establecer una relación entre dos imágenes.

Estamos tratando de descubrir una forma de vivir, un vivir diario libre de conflicto. Y para comprender esa forma de vivir debemos poner fin al conflicto, primero en nosotros, luego en la sociedad, etc.; observarnos, examinarnos a nosotros mismos. Así, debemos comprender el significado de la palabra observar. ¿Han observado alguna vez algo sin ningún motivo, sin la palabra, sin una dirección, solo observar? ¿Han observado alguna vez el océano, los pájaros, la belleza del mundo, solo observarlo sin decir las palabras «¡Qué hermoso!»? ¿Han observado alguna vez a su esposa, a sus hijos, si tienen hijos? ¿O los observan como si les pertenecieran, con toda esa autoridad de un padre? ¿Han observado alguna vez a Venus, a la tenue luna nueva, sin la palabra? Cuando uno observa, empieza a descubrir sus reacciones, primero las reacciones sensoriales físicas y después las reacciones psicológicas.

Eso parece muy simple, pero nuestros cerebros se han vuelto tan complejos que aborrecen todo lo simple. Queremos hacerlo todo complicado, teórico. Debemos empezar por lo muy simple y lo muy cercano, lo cual es uno mismo y su relación. Eso es lo único que tenemos, no los templos, las creencias o la ropa que llevamos; somos seres humanos. No podemos existir sin relación; es lo más importante en la vida. Y en esa relación, que se basa en la creación de imágenes, usted tiene una imagen de ella y ella tiene una imagen de usted, porque han vivido juntos durante veinte años, diez días o un solo día. Ya han creado una imagen, y estas imágenes son las que se relacionan entre sí. Si estoy casado, vivo junto con mi esposa, tenemos sexo, ella me fastidia, yo la acoso, la poseo y a ella le gusta. De modo que me formo una imagen de ella y ella de mí, y nuestra relación se basa en estas imágenes. Cuando existen imágenes creadas por el pensamiento, por diferentes experiencias e incidentes que el pensamiento interpreta y retiene en la memoria, ¿cómo puede haber amor? Puede que diga que ama a su Dios, pero no lo hace; puede que ame las escrituras porque tiene miedo y quiere estar a salvo. Sin embargo, donde hay miedo no puede haber amor.

Por tanto, surge la cuestión de si es posible no crear imágenes. Uno tiene una imagen de sí mismo. Mucha gente tiene imágenes, pero la imagen más íntima es aquella entre uno y su esposa o novia, o entre uno y su esposo. Ahí está la raíz del conflicto y es ahí donde se debe poner orden. Pero uno no puede poner orden ahí; lo único que puede hacer es eliminar el desorden, y entonces aparece el orden. Si elimina la confusión de su cerebro, surge la claridad.

En la relación, el conflicto surge del pensamiento; el pensamiento es el responsable de las imágenes que uno tiene de sí mismo y de los demás. ¿Por qué el pensamiento se ha vuelto tan importante en el mundo entero? El pensamiento ha dividido el mundo en Oriente y Occidente, pero no existe el pensamiento oriental u occidental; solo existe pensamiento condicionado por el clima, la comida, la religión, etc.; solo existe pensamiento.

El pensamiento es la raíz del conflicto. El pensamiento ha creado el desorden en el mundo dividiendo a la gente en nacionalidades y religiones. El pensamiento ha dividido el mundo y se ha refugiado en su psiquis. El pensamiento ha creado las maravillosas catedrales, los maravillosos templos, las mezquitas, las grandes arquitecturas y el más grande mecanismo de destrucción, la bomba atómica. El pensamiento también ha creado todo lo que hay dentro de las catedrales, de los templos, de las mezquitas, de los lugares llamados de culto. El pensamiento ha inventado todo esto. El pensamiento crea una imagen y luego adora esa imagen.

Así que el pensamiento, el pensar, es la raíz del conflicto. ¿Qué podemos hacer sin pensamiento? Sin pensamiento no puede hacer nada; necesita el pensamiento, utiliza el pensamiento para moverse, para hablar. Si es científico, tiene que utilizar el pensamiento; si es un hombre de negocios, tiene que utilizar el pensamiento. Puede utilizar el pensamiento erróneamente, pero el pensamiento no es oriental u occidental; es pensamiento. Tanto si el pensamiento es de alguna autoridad como si es suyo, sigue siendo pensamiento.

El pensamiento ha creado las cosas más extraordinarias del mundo, en el campo de la salud, de la cirugía y la medicina. El pensamiento también ha creado la bomba atómica y los instrumentos de guerra. El pensamiento ha dividido a la gente en cristianos, hindúes, budistas, sikhs. Todos los libros sagrados han sido escritos por el pensamiento; no existe nada sagrado en estos libros; puede que diga que son una revelación, pero sigue siendo la actividad del pensamiento. Por eso debemos comprender qué es el pensamiento, qué es pensar.

Juntos vamos a investigarlo, a examinarlo, de modo que deben compartir, deben participar en la investigación.

(Continues…)



Excerpted from "Dónde Encontrar La Paz"
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Table of Contents

Introducción,
1. Poner orden en nuestra casa,
2. Dónde encontrar la paz,
3. El pensamiento y el conocimiento son limitados,
4. La guerra es un síntoma,
5. El estrecho círculo del "yo",
6. ¿Puede el cerebro ser totalmente libre?,
7. La conciencia es compartida por todos los seres humanos,
8. El sufrimiento y la muerte,
9. Percibir la verdad de "lo que es" trae paz,
10. Una dimensión que no es un invento del pensamiento,
Fundaciones,

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