La justicia transicional no es nueva en Colombia. Desde hace diez años se empezó aaplicar la Ley 975 de Justicia y Paz para los exparamilitares que dejaron las armas, y para cientos de guerrilleros que desertaron de las filas insurgentes. La Ley, así como la jurisprudencia que han sentado cortes y tribunales a lo largo de estos años, han preservado los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, de las víctimas. Sin embargo, una cosa son las leyes en el papel y otra diferente su puesta en práctica.
Estos diez años han sido un camino de ensayo y error para las víctimas, los excombatientes y los operadores judiciales. Es difícil hacer un balance en blanco y negro sobre los logros que se han obtenido hasta ahora. En algunos aspectos hay avances enormes –como en la búsqueda de desaparecidos-; en otros, fracasos innegables –como en la persecución de bienes-; y en algunas áreas, mucho por hacer aún, como investigar a las miles de personas señaladas como cómplices o financiadores de los grupos armados. Lo más importante de estos años, quizá, es que las víctimas emergieron como un actor social, con voz clara y exigiendo sus derechos.
VerdadAbierta.com publicará desde hoy una serie de reportajes que muestra esa gran escala de grises que ha sido el proceso de Justicia y Paz: las verdades inconclusas, los obstáculos jurídicos, las vidas que se han transformado en el camino, los liderazgos que han surgido, lo ganado y lo perdido por víctimas e instituciones.