Especial 

Vía Crucis: Cuaresma, tiempo de preparación, purificación, reflexión y conversión espiritual  

Invitamos a toda la Comunidad Uplina a participar del rezo del Vía Crucis, este viernes 15 de marzo, a las 5:40 p.m. (hora exacta), en el Local Manantial (Jr. Ancash 475). 

 

El periodo de Cuaresma propicia la práctica piadosa del rezo del Vía Crucis. Es una manera muy fructífera de preparar el alma, día tras día, al encuentro con el Señor en la trágica y gloriosa Semana Santa. 

¿Cuál es el origen del vía crucis? 

Según el sitio web de la CNBB, el vía crucis tiene su origen en el siglo IV, cuando los cristianos comenzaron a recorrer la ruta de la llamada Pasión de Cristo (es decir, el camino que recorrió el profeta hasta ser crucificado y morir).  

A partir del siglo XVII, señala la fuente religiosa, la práctica de demostrar la propia fe recorriendo los 14 puntos del vía crucis se difundió y llegó a las más variadas comunidades cristianas de todo el mundo. 

 

¿Qué quiere decir el vía crucis? 

Vía crucis es la expresión en latín para ‘camino de la cruz’, es decir, el recorrido que siguió Jesús de Nazaret desde su condena a muerte hasta su crucifixión y sepultura. También se la conoce como ‘estaciones de la cruz’ o ‘vía dolorosa’. 

 

Pero… ¿Qué es el Vía Crucis? 

El Vía Crucis es memoria, pero también contemplación del rostro doliente del Señor. Se trata de un momento en el que se recuerda el recorrido de Jesucristo cargando la cruz hasta el lugar llamado Calvario antes de ser crucificado para salvar al mundo, según la tradición de la religión católica. Al rezarlo, recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado. Conoce en qué consiste este ritual de fe y cuáles son las estaciones que lo conforman. 

 

¿En qué consiste el Vía Crucis? 

Consta de 14 estaciones, cada una de las cuales se fija en un paso o episodio de la Pasión. A veces, se añade una decimoquinta, dedicada a la Resurrección de Cristo. 

A pesar de que durante mucho tiempo se consideraron 14 las estaciones, una reforma de Juan Pablo II, dictada en 1991, cambió el número de estaciones a 15 y son las siguientes: 

    1. Jesús reza en el huerto de los Olivos.
    2. Jesús es traicionado por Judas y luego es arrestado.
    3. Jesús es condenado por el Consejo de supremos judíos
    4. Jesús es negado por Pedro tres veces.
    5. Pilatos condena a morir en la cruz a Jesús
    6. Jesús castigado cruelmente y le colocan una corona de espinas.
    7. Jesús es obligado a cargar la cruz donde será crucificado.
    8. Simón, el Cirineo, ayuda a Jesús a cargar la cruz
    9. Jesús se es capaz de consolar a un grupo de mujeres que lloraban por él.
    10. Jesús es crucificado.
    11. Jesús le promete su reino al ladrón bueno.
    12. Jesús, en la cruz, se dirige a su madre y a Pedro, su discípulo.
    13. Luego de su agonía, Jesús muere en la cruz.
    14. El cuerpo de Jesús es llevado al Santo Sepulcro.
    15. Jesús vence a la muerte y resucita al tercer día. 
¿Cómo rezar el Vía Crucis? 

Existen distintas meditaciones y oraciones para rezar el Vía crucis, aquí brevemente os dejamos la siguiente: 

Primera Estación: Jesús es condenado a muerte. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Evangelio según San Mateo 27, 22-23.26: «Díceles Pilato: «Y ¿Qué voy a hacer con Jesús, el llamado el Cristo?» Dicen todos: «¡Sea crucificado! «Pero ¿Qué mal ha hecho?» preguntó Pilato. Más ellos seguían gritando con más fuerza: «Sea crucificado». «…Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entrego para que fuera crucificado». 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Segunda Estación: Jesús carga con la Cruz. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Evangelio según San Mateo 27, 27-31: «Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y , trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!», y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.» 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Tercera Estación: Jesús cae por primera vez. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Libro del profeta Isaías 53, 4-6: ¡Y de hecho cargó con nuestros males y soportó todas nuestras dolencias! Nosotros le tuvimos por azotado, herido por Dios y humillado. Más fue herido por nuestras faltas, molido por nuestras culpas. Soportó el castigo que nos regenera, y fuimos curados con sus heridas. Todos errábamos como ovejas, cada uno marchaba por su camino, y Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros.» 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Cuarta Estación: Jesús encuentra a María, su Santísima Madre. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Evangelio según San Lucas 2, 34-35.51: » Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y como signo de contradicción. ¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»…Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.» 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Quinta Estación: Simón ayuda a llevar la Cruz de Jesús. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Evangelio según San Mateo 27, 32; 16, 24: «Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.» «Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.» 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Sexta Estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Libro del profeta Isaías 53, 2-3: «Creció ante él como un retoño, como raíz en tierra reseca. No tenia apariencia ni presencia; (le vimos) y carecía de aspecto que pudiésemos estimar». 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Libro de las Lamentaciones 3, 1-2.9.16: «Soy el hombre que ha visto la aflicción bajo el látigo de su furor. Me ha llevado y me ha hecho caminar en tinieblas y sin luz. Ha cercado mi camino con sillares, ha torcido mis senderos. Ha quebrado mis dientes con guijarros, me ha revolcado en la ceniza». 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Octava Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Evangelio según San Lucas 23, 28-31: «Jesús se volvió a ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porqué llegarán días en que se dirá:¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!. Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Sepultadnos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿Qué se hará?». 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Novena Estación: Jesús cae por tercera vez. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Libro de las Lamentaciones 3, 27-32: «Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su mocedad. Que se esté solo y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que humille su boca en el polvo: quizá así quede esperanza; que ponga la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque no desecha para siempre a los humanos el Señor; después de afligir se apiada según su inmenso amor…» 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Décima Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 33 -36: «Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario», le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él después de probarlo, no quiso beberlo. Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes. Y se quedaron sentados allí para custodiarle.» 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Undécima Estación: Jesús es clavado en la Cruz. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Evangelio según San Mateo 27, 37-38: «Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos». Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda.» 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Duodécima Estación: Jesús muere en la Cruz. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Evangelio según San Mateo 27, 45-50: «Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?», esto es: «Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?. Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: A Elías llama éste». Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber. Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle». Pero Jesús. dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.» 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Decimotercera Estación: Jesús en brazos de su Madre. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Evangelio según San Juan 19, 25: «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.» 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado. 

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Evangelio según San Mateo 27, 59-61: «José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en un sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.» 

Meditación. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. 

Señor ten piedad de nosotros, ten piedad de nuestros pecados. 

Decimoquinta Estación: Jesús es sepultado. 

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. 

Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe. Por las veces que he hecho vana mi fe al creer en mitos que van en contra de tu Resurrección. Por las veces en que olvido que, si no muero a mí mismo, Jesús, no podré resucitar contigo. 

Padre Nuestro, Ave María y Gloria… 

 

Oración Final 

Así como en la oración de inicio existen variantes, a continuación de dejamos algunas: 

«Señor mío Jesucristo, que con tu Pasión y Muerte diste vida al mundo, líbranos de todas nuestras culpas y de toda inclinación al mal, concédenos vivir apegados a tus Mandamientos y jamás permitas que nos separemos de Ti.  Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén». 

«Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que me acompañe, durante toda mi vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén» 

«Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento; acompáñame como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres mi Madre y te necesito. Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén».