Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa es el peruano con mayor prestigio intelectual alrededor del planeta, sería mezquino no reconocerlo. Pero este artículo es una reflexión sobre su evolución política. Cuando era estudiante en la UNMSM, era comunista, al grado de que fue uno de los tantos jóvenes que apoyaron la instauración de la dictadura de Fidel Castro, que solo ha generado pobreza absoluta en Cuba. Vargas Llosa ha pedido disculpas por este apoyo juvenil a una satrapía aborrecible. Lo mismo deberían hacer sus contemporáneos de la UNMSM ya que la defensa a la longeva dictadura comunista cubana solo representa maldad humana. No menciono apellidos por respeto, pero reitero: lo deberían hacer porque esa longeva dictadura es anacrónica en un mundo globalizado. 

Como todos sabemos, del socialismo Vargas Llosa pasó al liberalismo, como lo demostró en la campaña presidencial de 1990, en la que cometió graves errores que le pasaron factura en la segunda vuelta. Finalmente fue derrotado por Fujimori padre, entonces rector de la UNALM.

Uno de esos tantos errores fue definir como “cacaseno” al gabinete encabezado por el intelectual Luis Alberto Sánchez, en el primer Gobierno de Alan García, lo que obviamente llevó a que los electores apristas no votaran por Vargas LLosa en la segunda vuelta, entre otras razones ya conocidas. Lo también cierto es que la derrota ante Fujimori hizo que él sintiera un odio acérrimo contra Fujimori, a pesar de que implementó el programa económico que Vargas Llosa defendió ardorosamente en la elección presidencial de 1990. Así MVLL se suma a la “derechita cobarde” que odia a Fujimori a pesar de que implementó las reformas liberales que eran necesarias en el Perú. Eso demuestra que estos electores votan por rostros, no por ideologías, porque evidentemente vivir en un distrito mesocrático o viajar al extranjero no te hace “derechista”, por más que algunos se lo crean. Todo pasa porque jamás entendieron filosofía en la secundaria ni en la universidad. 

Siguiendo está “lógica” anti fujimorista en muchos procesos electorales, Vargas Llosa dio su apoyo a políticos con muchas sombras, como Alejandro Toledo en el proceso electoral del 2001, a pesar de que tenía una grave denuncia de no reconocer a su menor hija. También a Ollanta Humala en el proceso electoral del 2011, a pesar de que Humala era un agente político de la dictadura venezolana de Chávez. Además, recuerdo bien que en la segunda vuelta del proceso electoral del año 2006 jamás dio su apoyo a Alan García, a pesar de que Humala, como repito, era el candidato del dictador Chávez y del Foro de Sao Paulo. 

Pero todo ser humano tiene la oportunidad de reivindicarse, ya que a pesar de sus animadversiones a los Fujimori, en la segunda vuelta electoral del año 2021 decidió apoyar a Keiko Fujimori, que al frente tenía una opción política representada por el golpista Castillo, que representa a la más radical izquierda peruana y que también representa los intereses políticos de un político con sentencia consentida por corrupción, claramente me refiero al señor Cerrón. “Oportunamente” en el Ministerio Público (Coordinación Nacional Anticorrupción), una semana antes de la segunda vuelta, decidieron no intervenir a los Dinámicos del Centro, lo que evidentemente benefició a la candidatura del golpista Castillo, pero este tema lo abordaremos con mayor profundidad en otro artículo.

Volviendo con el intelectual Vargas Llosa, desde la campaña electoral del 2021 ha demostrado que está del lado correcto de la historia, que es la defensa de la democracia representativa y las libertades que siempre estarán en oposición al socialismo más añejo y caduco. Ahora tenemos que volver al infausto 7 de diciembre del 2022, cuando el preso Castillo dio un golpe de Estado que felizmente fue desbaratado rápidamente por las instituciones, entre ellas el Parlamento.

Vargas Llosa ha repudiado la intentona golpista de Castillo Terrones, y ha dado su apoyo a la sucesión presidencial constitucional que le correspondió a la entonces vicepresidente Dina Boluarte. Es decir, podemos ver que desde la segunda vuelta peruana del 2021, el intelectual Vargas Llosa ha superado sus odios y ha puesto por delante los intereses del Perú, apoyando a la democracia representativa y a las libertades políticas que han permitido que el Perú sea un faro en el Pacifico por casi cuatro lustros.

Sinceramente, Vargas Llosa se ha reivindicado políticamente porque ya no es el tótem de los “caviares” sino de la mayoría silenciosa peruana que apuesta por una democracia representativa que enfrenta los retos de la sociedad globalizada del siglo XXI.