Los curas «también son hijos de su tiempo y no son inmunes» - Alfa y Omega

Los curas «también son hijos de su tiempo y no son inmunes»

Expertos han puesto en marcha un curso para sacerdotes sobre afectividad y sexualidad. «Cuanto más formados estén en su propia vivencia» mejor podrán acompañar a matrimonios, dice el psiquiatra Carlos Chiclana

Begoña Aragoneses
La impulsora del curso apunta que los matrimonios necesitan el apoyo de la Iglesia. Foto: María Pazos Carretero.

Ya lo desveló la reciente visita de los enviados por el Papa para ver cómo se estaba implementado la Ratio fundamentalis —el plan de formación del Vaticano para los seminarios de todo el mundo— en los seminarios españoles. «Yo creo que la formación humano afectiva es la clave, la base sobre la que construir la formación intelectual, pastoral y espiritual», afirmó en estas mismas páginas Arturo Eduardo Fajardo, presidente de la Conferencia Episcopal de Uruguay. Hablamos sobre esto con el doctor Carlos Chiclana, que precisamente ha publicado un estudio sobre los Retos, riesgos y oportunidades de la vida afectiva del sacerdote, en el que han participado 128 curas (con una media de 20 años de ordenación), diáconos y seminaristas.

El gran reto indicado por los encuestados es «mantener una vida espiritual viva». La soledad es el principal riesgo que refieren, aunque habría que matizar con un estudio más profundo a qué tipo de soledad se enfrentan, si personal, psicológica, social, pastoral o institucional. Otro de los riesgos que aprecian son las propias limitaciones psicológicas y una vida afectiva con dependencias emocionales con otras personas. Pero precisamente «parece que, justo donde está el problema, también está la solución», observa Chiclana, porque este trato con personas es la gran oportunidad que ellos perciben de su vida afectiva. «Podrían aprender muy bien a relacionarse justa y precisamente como sacerdotes con una vida espiritual honda y que esto les permita querer a todo el mundo, y a cada persona en particular, sin quedarse arraigado en ninguna de ellas».

«Todos somos Iglesia, pero los sacerdotes al final son imprescindibles»
Eva Corujo
Experta en fertilidad y sexualidad

¿Y si un seminarista o un sacerdote ve que no tiene bien integrada la afectividad y la sexualidad? «Lo primero, no asustarse». Ellos son también «hijos de su tiempo» y se «contagian, no son inmunes». Si esto pasa, «hay que levantar la mano y decir: “Me he contagiado, me pasa esto o vengo de aquí”». El psiquiatra continúa: «Yo pondría los remedios propios de un acompañamiento espiritual, de la vida sobrenatural, de la práctica religiosa, lo que indica el catecismo, lo que indica la Ratio». Y si con todo eso «la persona no crece, no madura, no se desarrolla, no soluciona, no hay que tener miedo de acudir a un profesional, que le ayudará con mucha calidad y con mucha delicadeza». Reconoce que en los seminarios ya se está «disponiendo de manera más habitual de psicólogos de referencia» y se hace «preevaluación sin esperar a que haya una cuestión patológica», sino yendo por delante. No para descubrir «cosas malas», destaca, sino con el objetivo de «apoyarse mucho en sus fortalezas y detectar qué necesidades va a tener para poder ser sacerdote en tantas circunstancias que le va a tocar vivir».

Importancia de la formación

«Cuanto más formado estés en tu propia vivencia y en la autenticidad del celibato mejor vas a poder acompañar», afirma Chiclana. Para el doctor, es «muy necesario» que seminaristas y sacerdotes «se formen en afectividad, en sexualidad y en acompañamiento matrimonial, al menos con unas nociones básicas». Por esta misma razón, un grupo de expertos en sexualidad conyugal han dispuesto un curso sobre El amor que habla con el cuerpo, precisamente para los eclesiásticos. Se dieron cuenta de que, si bien la doctrina de la Iglesia en esta materia «está clara, para algunos sacerdotes no está tan clara», explica Eva Corujo, una de las organizadoras, farmacéutica, máster en Bioética y experta en reconocimiento de la fertilidad y en educación afectivo-sexual. Así que han adaptado a los sacerdotes el curso que llevan tiempo impartiendo a novios y matrimonios, pero incorporando una sesión más, Moral conyugal para confesores, a cargo de José María Marín, párroco de San Manuel González, en Madrid.

El curso es online y, aunque ha comenzado este pasado martes, 11 de abril —con una sesión de Jaime Serrada sobre el amor conyugal—, está abierto a todo el que se quiera inscribir, ya que las sesiones permanecerán colgadas durante dos semanas. Los interesados lo podrán hacer en el correo info@letyourselves.com; los beneficios irán destinados a la Fundación CARF, de formación de sacerdotes. Anticoncepción, paternidad responsable, métodos naturales y acompañar al matrimonio son otras de las ponencias, a cargo de Rafa Lafuente, Laura Indart, la propia Corujo y Lucía Martínez.  «Los matrimonios necesitan el apoyo de la Iglesia —apunta la impulsora—, y es verdad que todos somos Iglesia, pero los sacerdotes al final son imprescindibles». Porque qué importante es, afirma, «que te den buenas directrices» para vivir plenamente la vocación matrimonial. Lo que aporta un sacerdote bien formado a esto es «abismal», concluye Corujo.